jueves, 4 de junio de 2015

Chica masturbandose viendo una pelicula porno

Hetero, primera vez. El instinto de mujer se apoderó de ella, de una chica aún virgen. Mientras su padre se masturbaba delante de una película porno, invitó a pasar a su casa al vecino para que viera el espectáculo
AEmergía desde hacía ya unos días, un pensamiento en su cabeza. Necesitaba algo, que ni siquiera sabía que era, pero tenía la sensación, de que había algo que falla en su vida…
Melisa tenía 17 años, era huérfana, pero tenía unos acogedores padres. María, la madre, tenía 49 años, y José Javier, el padre, 56.
Ella era feliz, pues en el tema de los estudios, era muy aplicada, tenía muchas amigas, y amigos, por supuesto; tenía todo lo que una adolescente pudiera necesitar. Sin embargo, la abrumación que ese pensamiento extraño le producía, hacía que las cosas no fuesen estupendas del todo.
Era invierno, un invierno muy, muy frío, y se pasaba las tardes en casa, estudiando, y escuchando música. A ella no le importaba para nada que sus amigas salieran todos los días de juerga, mientras que ella estaba en su habitación tan a gusto, bien escuchando música, leyendo un libro, o estudiando. En ese aspecto, no tenía problema alguno.
Sus padres trabajaban, ella era hija única, por lo que más de la mitad del día, estaba en casa sola. Se hacía la comida, fregaba, planchaba, ayudaba a sus padres, y en general, nunca le quedaba tiempo para aburrirse, y nada de lo que hacía, la disgustaba.
Un día ya primaveral, era domingo, y se levantó a las 12. De una manera incontrolada, pensó de nuevo en esa extraña sensación, de que algo tenía que hacer, porque no todo en su cuerpo marchaba bien. Se sentía extraña a sí misma, y poco a poco, iba definiendo esa extraña sensación…
Necesitaba averiguar qué es lo que la estaba pasando, porque no era normal que estuviese así de nerviosa, intranquila, y a disgusto consigo misma.
No tenía novio, ni lo buscaba, ni lo necesitaba, a su juicio. Todas sus amigas se quedaban siempre con ella, se metían con su forma de ser, de pensar y actuar, y con la forma tan distinta de vivir, de la que tenían todas ellas. Pero esto, no la importaba tampoco.
Siempre intentaban buscarla algún ligue, hacerla salir de casa, ir de marcha y esas cosillas que a toda chica le place hacer en sus edades adolescentes. Pero no había forma…
Un día, por casualidad, se despertó a media noche, y vio a su padre, que se encontraba enfrente de la tele. No se fijó muy bien en que era lo que estaban poniendo en la tele, así que se acercó un poco más. Estaba prácticamente detrás de su padre, cuando éste se dio la vuelta, y la preguntó qué la pasaba. Ella dijo que no podía dormir, y el padre la recomendó que se volviera a la cama. Ella, obediente, hizo que se iba a su cama, pero tan solo se quedó tras el marco de la puerta, escondida lo justo, para que su padre no la viera. A los pocos minutos, José Javier miró hacia atrás, como para ver que no hubiese "moros en la costa". Entonces se empezó a quitar la parte inferior del pijama, y se volvió a sentar. Cogió el mando de la televisión, y la cambió.
Melisa estaba sorprendida por el comportamiento de su padre, y más aun, por lo que ahora ella observaba: una película porno.
Ella nunca había visto esas cosas, pues no la atraían mucho. Pero en ese momento, cuando veía el televisor, y a esa mujer denudándose sensualmente ante ese hombre, que a ella le pareció una joya escultural, algo empezó a recorrerle todo el cuerpo. Era una sensación nueva, agradable, pero como si de algo malo se tratase. Pensó en retirarse, y volver a dormir. Pero había algo que la clavaba tras el marco.
Veía a esa mujer, ya desnuda, acariciando el pene de su compañero y de vez en cuando, besándolo. El hombre cerraba los ojos, mientras agarraba a su compañera de la cabeza para q se la metiese de una vez en la boca.
Melisa estaba asombrada, y el calor desde lo más interno de su cuerpo, comenzaba a subir. Estaba casi sudando, muy muy acalorada. Pero seguía observando la escena…..
Su padre, estaba
masturbándose, como claramente veía, pero eso a ella no la llamaba peculiarmente la atención. Ella prestaba más atención a lo que la pareja de la película, estaba haciendo.
Ahora se habían puesto de pie, y se dirigían a un diván. Él se sentaba en el dicho mueble, mientras que agarraba a su compañera de las caderas, y la hacía sentarse sobre él. Entonces observó algo que la subió totalmente la temperatura. Vio desaparecer el tremendo instrumento del hombre, en la vagina de la mujer. Subían y bajan a una velocidad desenfrenada, gemían y se acariciaban. Melisa ahora estaba tan caliente, que se había olvidado de que su padre estaba delante suyo, y casi involuntariamente, se echó la mano a su parte más acalorada, hambrienta, y sedienta de ser tocada: su virgen coño.
Se acariciaba la zona púbica, y parte de los senos. Se lo estaba pasando realmente bien. Mientras observaba a la pareja de la televisión practicando la postura que hacía unos días una de sus amigas la había enseñado que se llamaba "misionero", le pareció escuchar unos sonidos en el pasillo. Ella se asustó, y retiró las manos de donde las tenía, y fue de puntillas a la mirilla de la puerta a ver quién era. El padre estaba absorto en la película, y ni siquiera se percató de los sonidos.
"Madre mía, es el vecino de arriba", se dijo así misma. El vecino de arriba, como ella lo llamaba, era el único chico que la volvía loca, pero nadie más que ella, lo sabía.
En ese momento estaba tan caliente, que no pensaba claramente. La primera locura que se le ocurrió, fue invitar a su vecino a que viera el espectáculo que habían en su casa, pero le pareció muy descabellado. Se dirigió nuevamente al marco de la puerta, pero volvió a pensar en su vecino, aun rebuscando las llaves.
Quizás su instinto femenino, empezó a actuar por primera vez, y él fue lo que la hizo reaccionar, ir a la puerta, y con un preciso y delicado movimiento, abrirla. Vio a su vecino en las escaleras buscando las llaves, y ella con un gesto, le indicó que callara, y fuera hacia allí. El chaval, de 17 años, venía de juerga y no estaba muy orientado, y al principio rechazó la propuesta, pero Melisa volvió a insistir, y éste ya aceptó.
Entraron en casa los dos, y ella cerró la puerta con el mismo cuidado que la había abierto. Él entró de puntillas, advirtiendo la presencia del padre de la chica, y no dijo ni una palabra.
Ella, señaló el televisor, y a continuación a su padre. Estaba muy caliente, y él lo notó. El chaval comenzó a mirar a la televisión, y luego miró a Melisa, la cual estaba "obrando" de nuevo. Inconscientemente, se había vuelto a llevar la mano a su húmedo volcán. Él que lo ve, comienza a excitarse también…
Ella estaba la primera, tras el marco de la puerta, y después de ella, se encontraba el vecino. Esa alineación, invitó al joven a echarle mano a su querida amiga, la cual no impidió el acto, sino que le condujo a donde quería que tocara…
Ella estaba muy húmeda, mirando al televisor, y su mano, indicaba a la del vecino que su mano se sumergiera en las profundidades de su ser…
Él la hizo caso, y con su mano por delante del cuerpo de la joven, comenzó a hacerse paso entre el vello púbico que tan húmedo y caliente se le ofrecía.
Comenzó acariciándola, abriéndole los labios mayores, y luego los menores…
Ella andaba ya como una moto, y le pidió q se lo comiera, que quería hacer todo lo que estaba viendo en la película…
A todo esto, el padre se había quedado dormido en el sofá, por lo que iban a tener un buen rato para ellos.
Ella se dio la vuelta, se abrió de piernas, y le ofreció su joven conejito, al chaval que tan sediento estaba ya de poseerla.
Le lamió el clítoris, ella se retorcía, y él la decía en bajo que callara. Consiguió meter la punta de su lengua en la salada vagina de su amante, y esto a ella le supo a gloria, aunque también a poco…
Le separó, y le dijo: Ahora yo, te voy a hacer una mamada como la que he visto en la tele, y tú, vas a guiarme, y me vas a coger de la cabeza,
cada vez que yo te coja de los huevos.
Ella empezó a lamerla como si de un helado se tratara. Le estaba haciendo sufrir, y él no aguantó más. La agarró de la cabeza, e hizo que se la tragara de una vez. Sintió un placer inmenso, y ella no reprochó su poca paciencia. Comenzó a juguetear con ella, con la lengua, los labios, y terminó agarrándole de las bolas, y éste, obedeció a la anterior súplica de la chica, y la cogió de la cabeza.
Poco tiempo después, tuvo que retirarla, pues tenía una sorpresa para ella. Por suerte, esa noche se había llevado en la cartera dos preservativos, por lo que pudiera surgir. Y no pensaba desaprovechar al menos uno…
"¿Dónde está tu habitación?", preguntó a la chica. Ella le cogió de la mano, y le condujo hasta su cuarto, y cerró la puerta. Se quitó el camisón, y el joven pudo observar por primera vez el cuerpazo de su vecina. Tenía unas tetas bien formadas, redondas y grandes, con unos pezones preciosos, y la forma que le daba a su cuerpo las caderas, la hacía tremendamente deseable…
Él se quitó el pantalón del todo, y casi sin darse ella cuenta, él ya tenía el preservativo puesto.
La empujó en la cama, la tumbó, la besó por todo el cuerpo y le comió los labios como nunca antes lo había hecho. "Es tu primera vez, verdad?", preguntó él. "Si, así que por favor ten…", no la dio tiempo a terminar la frase, dio un respingo y un suspiro de dolor se escapó de su boca. Él chico acababa de penetrarla con todas sus ganas, de una estacada, y había entrado casi sin dificultades. Comenzó a balancearse, hacía atrás, y hacia delante. Ella cerraba los ojos, apretaba los dientes, y leves gemidos desde la garganta se ahogaban en un sentimiento de dolor y placer…
Melisa no dejaba de retorcerse y arquearse, de dolor al principio, pero tras un rato, de inmenso placer. Aquello la estaba gustando, la estaba gustando mucho, y ella quería seguir los pasos de la pareja que había visto en la televisión. Quería probarlo todo, quería más y más, que la penetraran hasta lo mas profundo, y de todas las formas posibles…
Entonces el chaval, la dijo que se diera la vuelta y se pusiera a gatas, y ella, obediente, lo hizo en seguida.
Se mojó los dedos, y primero le metió un dedo, luego le metió dos, y cuando intentaba meter un tercero, ella dijo: "No, no metas el tercero. Quiero que me hagas tocar el cielo con tu verga en mis entrañas, quiero que me la metas ya!" Él dijo entonces: "está bien, pero así la penetración es muy profunda, así que agárrate a lo que puedas, porque lo vas a necesitar…" Entonces el joven, comenzó a jugar con su polla en la vagina de su compañera, restregándola por sus labios, tocando su clítoris…… y cuando estaba cerca del agujero del placer, comenzó a hacer pequeñas entraditas con el capullo… hasta que de una sola vez, se la ensartó hasta los huevos. Ella se estiró del placer, con una reacción brusca y violenta, hasta q empezó a bombearla como un poseso, se la sacaba y se la metía, entera, haciendo sentir en la vagina de su chica, su tremenda y dura polla. Ella gemía y gemía, se estaba muriendo de placer… "Me estás matando, tocas fondo cada vez q me la metes, cabrón, que bien lo haces, sigue así….!!!", le decía ella mientras mordía el borde de la sábana…
Él estaba extasiado, cerraba los ojos, y agarraba a su compañera de las caderas, como si quisiera partirla por el vientre, y cada vez se la metía con más impulso, lo que a ella, le volvía loca…..
Salió de ella, la dijo: "Ahora vas a hacer lo que yo te diga; te vas a poner tumbada boja abajo, con la cadera lo mas arriba q puedas, de forma que pueda ver tu precioso conejito, y vas a abrirte de piernas lo más q puedas". Ella, lo hizo con toda sumisión, y él, tumbándose sobre ella, a la vez q se agarraba su miembro, comenzó a metérsela. Una postura muy, muy excitante, por lo que él se empezó a poner muy, muy cachondo….
Ella tuvo su segundo orgasmo, mientras la follaba desde arriba con un vicio en la cara inmenso. Ella se estaba corriendo, y las contracciones
de su coño hicieron que su joven compañero, empezara a llegar al orgasmo. Éste aceleró, comenzó a moverse a un ritmo desorbitado, la cama parecía romperse, y ella casi terminaba llorando de placer. El chaval finalmente, dio dos últimas envestidas, y se corrió.
Quedó tumbado sobre ella, la sacó de su cuerpo. Quitó el preservativo, y se vistió.
Ella, tumbada en la cama aun boca abajo, dijo: "Encantada de haber perdido así la virginidad contigo. Cuando quieras, puedes pasarte de nuevo".
Él la dijo: "Creo que tú y yo vamos a vernos mas a menudo". La dio un lametazo en el coño, y la besó en la boca. Con un adiós, se fue, y cerró la puerta sigilosamente.
El padre aun dormía, y la tele seguía puesta.
Ella se arropó, y así, quedó dormida.
Al amanecer, cuando fue a buscar el pan, se volvió a encontrar con su vecino, y este, la invitó a subir a su casa. Ella aceptó, y cuando estuvieron en el salón de él, comenzaron a besarse……
Pero esto, es otra historia…

mi email mariedurane95@gmail.com ojala me escribais

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viernes, 29 de mayo de 2015

Sexo con la chica del instituto

Fue en junio del año 1999,cuando yo tenía 17 años. Eran los últimos díasde clase y se notaba la entrada del verano. En mi clase del institutohabía una chica que me gustaba muchísimo.Se llamaba Alicia y era unos meses mayor que yo. Por mi timidezcasi no me atrevía a hablar con ella, y cuando lohacía yo creo que se notaba a la legua que estaba coladísimopor ella. El día en cuestión,el 11 de junio (no se me olvidará nunca), Alicia llevaba unos shortsy una camiseta de manga corta unas cuantas tallasmayores que la suya, que le llegaba hasta la mitad delmuslo. Al verla así vestida empecé a tener todoslos pensamientos que puede tener un chico de 17 añosen un día caluroso. Quién me iba a decir a míque esa tarde acabarían convirtiéndose en realidad.Ese día tuvimos una hora libre; un profesor no habíapodido venir, pero como mi instituto era de esos en los queno te dejan ni respirar sin permiso, no nos dejaronsalir en la clase, recomendándonos queestudiáramos los exámenes que se nos venían encima.Pero nadie estudió. Alicia, que se había sentado solaen una mesa, se acercó a mí, que también estaba solo,y nos pusimos a hablar; no me acuerdo de qué, porque estabahipnotizado mirando sus ojos verdes y su cara preciosa,con una fantástica melena de pelo negro muy liso.De la conversación sólo recuerdo que en un momento dadome preguntó si tenía algo que hacer esa tarde. Casime da un infarto: ¡por supuesto que no tenía quehacer nada! ¿Cómo iba a haber algo más importanteen el mundo que verla a ella? La excusa eran unos apuntesde matemáticas. Quedamos en su casa a las seisde la tarde.
Se pueden imaginar que esa tardeestuve tremendamente nervioso. No era la primera vezque iba a casa de una chica, por supuesto, pero estavez iba a la de la que me traía de cabeza. Estuvemedia hora bajo la ducha, me preparé como se preparauno para una cita. Un cuarto de hora antes de la horaya estaba en su portal. Pulsé el porteroautomático y en unos segundos oí su voz, que me invitóa subir. Una vez arriba me abrió la puerta. Tuve elsegundo amago de infarto del día: ¡estaba en albornoz,acababa de ducharse! Su pelo mojado, el amplio escote que dejabael albornoz, sus pies descalzos… Automáticamentetuve una erección de caballo. Rápidamente tratéde disimularla con la carpeta que llevaba en la mano,ya que mis bermudas no la disimulaban en absoluto. Ellaestaba sorprendida de que hubiera llegado tan pronto,no le había dado tiempo a vestirse, pero no se sintióincómoda con mi presencia, más bien al contrario.Como veía que yo estaba muy cortado, me llevóa su cuarto. Por el camino me contó que estábamossolos, que sus padres, que trabajaban en una empresa deseguros, habían salido en un viaje de negocios.Solos. Absolutamente solos, yo y la chica a la que habíadedicado tantas noches calientes en la soledadde mi habitación.
Me senté en su cama mientrasella se secaba el pelo con una toalla. Lo siguiente quepasó me dejó completamente alucinado; empezóa deshacer el nudo de la cinta del albornoz. Yo hiceun amago de marcharme de la habitación, de formarefleja ante lo que se avecinaba. Ella me dijo:
- Oye, por mí no te vayas,¿eh? Yo lo del pudor lo tengo superado desde que voy ala piscina (en nuestra conversación de esa mañaname contó que practicaba la natación desde pequeña). – No, si yo también, peroes que… – De todas formas contigo me importamenos todavía.
Esa última frase síque me dejó en el sitio. ¿Realmente ella tambiénsentía algo por mí? No tuve tiempo de reaccionar, pues antemí cayó al suelo el albornoz, como cuando se inaugurauna escultura, y es que no era para menos. Creo queme quedé con la boca abierta. Sus pechos no eran demasiadograndes, pero eran redonditos y compactos; sufigura, espectacular; sus piernas, de locura; y su coño…¡buah! Era la primera vez que veía unoen vivo y en directo. Tenía poco vello, era precioso. Mi pollaestaba totalmente enhiesta, y la posiciónde la carpeta empezaba a resultar sospechosa.
- Joder, David, parece que no hasvisto una tía desnuda en tu vida, hijo. – Pues com
o tú, nunca. – Vaya halago. Tú tampocoestás nada mal.
Así, totalmente desnuda,se sentó a mi lado. Toda esa soltura no la podía darla piscina municipal ni de coña. Más tarde meenteraría de que se había cepillado a medio barrio. Nos miramos unrato largo a los ojos (aunque yo estaba deseando mirarlea muchos otros sitios) y nos besamos como locos.Yo tampoco era experto en besos -y menos de esetipo-, pero hay cosas que no hace falta aprenderlas.Con tanta agitación se me cayó la carpeta al suelo.Ella me miró la entrepierna y sonrió.
- Vaya trancazo que tienes, David.
No era para menos. Mis 18 centímetrosde polla a esa presión se veíanmajestuosos. Yo no sabía qué decir, así que ella siguióhablando:
- ¿Alguna vez lo has hechocon alguien? – Pueees la verdad es que… no. – Yo estoy deseando que me la metasentera.
Comprendí que ese era eldía en que mi vida iba a cambiar. Dejé todos losmiedos de lado y me entregué al sexo. Ella me quitó lacamiseta en medio segundo y yo me bajé las bermudas.Por la parte superior de mi slip asomaba media verga con lapunta ya brillante. Ella la agarró con fuerzay empezó a masturbarme. Yo me dejé caer hacia atrásgimiendo de placer. Gran parte de mi conocimiento acercadel sexo provenía de las películas porno queveía a escondidas los viernes por la noche en el Canal Plus,así que tomé yo la iniciativa, separé sus piernasy comencé a chupar los labios de su vagina. Eso le gustómucho.
- Aaaaah, David, qué bienlo haces, tío. Sigue, por favor.
Yo estaba entusiasmado chupandoy chupando. Después de unos minutos, ella, excitadísima,me derribó contra el colchón y se puso sobremí, de rodillas en la cama, con su vagina chorreante cercade mi polla. Yo no hablaba, simplemente cerrélos ojos. Noté cómo una mano tomaba mi miembro y, en dossegundos, lo noté dentro del coño de Alicia.No puedo describir con palabras lo que sentí enesas décimas de segundo en las que mi glande se escurrióhasta el fondo de su vagina. Una vez dentro, empezóa subir y a bajar. Yo seguía con los ojos cerrados,los labios apretados, intentando no correrme en ese mismoinstante (mi excitación, como comprenderán,era tremenda). Ella fue variando el ritmo, en algunos momentosparó (la muy cabrona notaba perfectamente queestaba a punto de correrme). No nos dio tiempo acambiar de postura. Cuando abrí los ojos y via Alicia botando sobre mi pene, que desaparecía porcompleto en su coño y volvía a aparecer, dije:
- ¡Aicia, me voy a correr!
Ella rápidamente se levantó,justo antes de que expulsara unos tremendos chorrosde semen calentísimo, que cayeron sobre mí, sobrela cama y sobre ella. Fue el orgasmo más intenso quehe tenido en mi vida, y posiblemente también elmás largo. Eyaculé cantidades industriales de leche, y después,me quedé como muerto sobre la cama, boca arriba, todavíaempalmado.
Alicia me besó otra vez.
- No has estado nada mal para serla primera vez.
Eso me llenó de orgullo.Nos seguimos besando y después, tras limpiar comopudimos los chorretones de semen, nos vestimos y solucionamoslas dudas de sus apuntes de matemáticas.
Les he querido contar mi primeraexperiencia porque me marcó mucho. Másadelante tomé conciencia de lo arriesgado que había sidono usar condón, pero en esos momentos ni nos acordamos de él.Afortunadamente no pasó nada. Volvía hacer el amor con Alicia dos veces más ese verano. Despuéscreo que se echó novio. Aunque yo me sentía muy atraídopor ella, empecé a salir con otra chica de mi barrio, estuvimosbastante tiempo juntos, pero hemos roto hace yaunos meses. Yo creo que todavía hoy sigo obsesionadocon Alicia.
Si desean escribirme para contarmelo que quieran, mi e-mail es: mariedurane95@gmail.com

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miércoles, 27 de mayo de 2015

Joven con doctora

Hetero, polvazo, primera vez. Un joven acude a una consulta médica y se encuentra a una bella y caliente doctora que además de hacerle un completo reconocimiento le inicia en el sexo en un tórrido polvazo.
Había encontrado un trabajo nuevo, y fui a la ciudad desde mi pueblo para una revisión médica. Aquella misma tarde a las 7 recién duchado llegué a la consulta del médico era una tarde de julio muy calurosa. Subí hasta el noveno piso y pulsé el timbre de la consulta, al cabo de una rato me abrió una chica de aproximadamente mi edad unos 19 años, con un hilo de voz, ya que era muy tímido con las mujeres, le dije que tenia visita a esa hora – - Ahora mismo le visita la doctora – dijo- pase
Mientras me acompañaba a la sala de espera le pregunté – - ¿Pero que no es la consulta del doctor Navarro? – - Sí, pero esta de vacaciones, y en su lugar visita la doctora Gómez – me respondió – Yo me puse tremendamente nervioso, no me gustaba nada que una mujer me hiciera aquella revisión médica, pero nada podía hacer, así que pase a la sala de espera cual cordero entrando en el matadero.
Al cabo de lo que me pareció muy poco tiempo, entró la recepcionista y me indicó que ya podía pasar al despacho, la seguí y entré en una austera sala con el mobiliario de una consulta cualquiera, detrás de una gran mesa se sentaba la doctora Gómez, de unos 38 o 40 años vestida con la habitual bata blanca. Me indicó que me sentara y me sobresalté al oír como se cerraba la puerta detrás de mí. Me senté algo enervado en una de las dos butacas enfrente de la mesa y oí como la doctora Gómez se me presentaba, después de decirme que se llamaba Laura me hizo una larga serie de preguntas acerca de enfermedades, hábitos, etc. para crear mi historial médico, algunas de ellas bastante directas y humillantes para mí, como la de cuándo ha sido la ultima vez que has realizado el acto sexual, tentado de mentirle y desechando la idea de inmediato, le contesté que nunca lo había realizado, ella posó sus ojos sobre mí y continuó con sus preguntas, al cabo de 15 minutos, acabó puso todo mi historial en una carpeta y me dijo
- Desnúdate, allí tienes un biombo – dijo señalando una esquina de la habitación – - Doctora, hum – dije yo – - No me llames doctora, llámame Laura, ¿vale? – - Sí
Fui detrás del biombo y me quité toda la ropa, excepto mis slips, y salí. Cuando ella me vio me ordenó que me quedara completamente desnudo, yo lo hice así y tapándome como pude salí nuevamente detrás del biombo, ella me señaló la camilla, hacia donde fui y me tendí.
Empezó su exploración con el estetoscopio durante bastante rato y después con sus manos palpando mi cuerpo por todas partes, reparé que no utilizaba los guantes para nada, sino que lo hacía con sus manos desnudas. Me hizo separar las piernas y palpó el interior de mis muslos, yo cada vez estaba más incomodo con sus tocamientos, llego a mis testículos, los sopesó, los apretó, mi pene empezó a cobrar vida muy rápido y ella lo notó, yo me quería tapar cuando ella me dijo:
- No tienes por qué preocuparte, es una cosa normal en los hombres. Su voz se había vuelto muy dulce y sensual, mientras su dedo acariciaba mi escroto de arriba abajo, mi placer aumentaba por momentos, la piel de mi escroto arrugada por la excitación hacía que mis testículos parecieran una nuez, de repente asió el pene con una mano y empezó a masturbarme, yo cerré los ojos y me dejé invadir por el placer.
- Nunca te habían echo algo así – - Nunca – dije yo controlando mi voz a duras penas – - ¿Sabes que estás muy bien dotado? Tienes una polla preciosa – - Hummmm… – - Lo que me extraña que no hayas estado con ninguna mujer ,¿Te haces pajas a menudo? – me preguntó de sopetón – - Sí – contesté yo – - Así, ¿que prefieres el sexo en solitario? ¿o te gusta más lo que te hago yo? – - Sí, prefiero lo que me haces tu – - Ven – me dijo
Me cogió de la mano y me llevó a otra habitación contigua, que resultó ser un dormitorio, con una cama grande, un sofá de piel y un tocador, ella con un gesto me ofreció sentarme en el sof&aa
cute;, el contacto de la piel en mi cuerpo desnudo me erizó todo el vello. Ella se sitúo delante de mi y con una mirada de intensa lujuria empezó a desabrocharse la bata, ni en las más imposibles fantasías, ni en mis más ardientes pajas me había imaginado una situación así.
Cuando llegó a su ultimo botón, se abrió la bata completamente y puede contemplar la primera mujer desnuda que veía. Toda su cara era de autentica lujuria, su cuello hermoso se erguía por encima de la perfecta curva de sus hombros sus pechos eran generosos y turgentes, sus pezones reducidos a la mínima expresión apuntaban hacia delante excitados y erectos, su vientre era terso y plano, su ombligo apenas un pequeño y perfecto cráter, la curva de sus caderas era la perfección, su monte de Venus, que abultaba lo justo, estaba tapizado con una pequeña flecha de vello púbico que apuntaba al centro de su sexo, escondido entre sus bien formados muslos.
Ella al ver mi cara de admiración sonrió, mientras lentamente se daba la vuelta y me dejaba ver toda su espalda y el escorzo de sus nalgas que amagaba sus partes mas intimas.
Se sentó a mi lado y yo que ya no tenía rastros de mi timidez le pasé una mano por su cuello y la besé en los labios, ella abrió su boca y me ofreció su lengua, húmeda, caliente y puntiaguda, el beso, el primero que me daban duro mucho tiempo, mientras nos besábamos ella reanudó las manipulaciones sobre mi pene.
Dejó de besarme y me preguntó:
- ¿A qué esperas para tocarme las tetas? Son tuyas tócamelas Puse mis manos encima y aprecié su dureza. – - Nunca has tocado a una mujer. ¿Verdad? – me preguntó – - ¿Por qué, lo hago mal? – dije yo angustiado – - Mira hazlo así – empezó a pellizcarse suavemente los pezones mientras gemía. Ahora tu
Yo empecé a seguir sus consejos y sus gemidos aumentaron, para acallarlos me ofreció otra vez su lengua – - Chúpame las tetas – me dijo atrayendo mi cabeza hacia ellas. Los pezones así, humm…, lámelos, así, con tu lengua, qué placer, sigue no pares Después de dejarle sus tetas bien remojadas ella me volvió a besar y me dijo – - ¿Te gusta? – - Sí, mucho… – respondí yo
Ella se sentó en el borde del sofá y abrió sus piernas – - Ven, arrodíllate aquí.
Me arrodillé entre sus piernas y vi como los labios de su sexo estaban brillantes por la humedad.
- Acaríciame aquí – susurró señalando su coño.
Pasé los dedos por sus húmedos labios mientras el olor a sexo me embriagaba de lo cerca que estaba, ella gemía en susurros y se contraía adelante y atrás – - Mete tus dedos, así, muy bien, sácalos y mételos. – Cogió mi mano guiándome y me hizo dar vueltas alrededor de su sexo mientras sus vaivenes y gemidos aumentaban en número y en volumen. De repente me quitó la mano y atrajo mi cabeza hacia el centro de sus muslos mientras me decía:
- Chúpamelo, chúpame el coño, cielo, follaje con tu lengua. – Yo noté el sabor de su sexo en el momento en que mis labios tomaron contacto con sus labios, me sabía a gloria, quería chupárselo bien, quería que ella continuara gozando como lo estaba haciendo, seguí sus instrucciones y le introduje la lengua entera.
- Ah, cabrón, qué bien me lo haces… – Ella se irguió y después se desplomó gimiendo como nunca, intenté no perder mi posición y un liquido caliente inundó mi boca, ella apretó mi cabeza entre los muslos, impidiendo que yo me apartara y obligándome a beber el néctar que salía de su sexo, mientras culminaba su orgasmo. Suspiró, se arrodilló delante de mí y me dio otro largo beso, después lamió toda mi boca y mi barbilla. – - Cariño – me dijo – me has hecho una de las mejores mamadas en mucho tiempo, y eso se merece una recompensa, ven. – Me llevó al lado del sofá, delante de una pared que estaba cubierta por un espejo del suelo hasta el techo y se arrodilló delante de mí de forma que su boca quedo a pocos centímetros de mi pene que latía frenético dando golpes en mi vientre
- Desde que te he visto la polla he deseado tenerla en mi boca. – Su mano estiró la piel hacia abajo, haciéndome dar un respingo de dolor, que calmó con unos besos en mi prepucio, mientra
s acariciaba mis testículos. Cuando acabó, su lengua empezó a recorrer mi sexo de arriba abajo mientras me miraba directamente a los ojos, con una expresión de sumisión tal que me hizo apartar la vista. Entonces me vi en el espejo, ella arrodillada chupándome y eso me excitó tanto que, ya sin inhibiciones de ningún tipo, le cogí la mano que tenia libre, se la chupé y la acompañe hacia el centro de mis nalgas, ella al principio no pareció entender, pero después con cara de autentica lujuria se pasó la mano por su sexo y fue a buscar la entrada de mi ano, yo noté su dedo presionando, hasta que entró la punta – - ¿Te gusta? – - Sí, sigue, mételo mas, quiero tu dedo entero – e imitando su lenguaje dije- mientras me chupas la polla. – Ella lo fue metiendo lentamente, mientras mi pene desaparecía dentro de su boca. Empecé a moverle rítmicamente su cabeza, estaba en un sueño, el placer salía en círculos concéntricos desde mis testículos y llegaba a todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo, cuando su dedo se dobló hacia adentro y acarició mi próstata en círculos, una explosión de placer recorrió mi cerebro y bajó hasta mi polla que se había hinchado hasta limites desconocidos, mi leche se desparramó a borbotones en el interior de su boca, a cada contracción de mi polla, ella lamía mi prepucio desde el interior, cuando suavemente sacó el dedo de mi ano, fui temblando hasta la cama y allí me estiré boca abajo. Al cabo de un rato ella se estiró a mi lado y empezó a acariciar mi espalda
- ¿Te ha gustado la primera mamada que te hacen? – - Mucho, nunca había imaginado que daba tanto gusto… – - Más que tus pajas en solitario, verdad, lo que me ha gustado es que has vencido tu timidez y me has guiado para darte mas placer, te confieso que eres el primer hombre que reconoce que le gusta tener algo metido en su culo cuando folla, y eso me ha puesto muy, muy cachonda. – - Ahora me da algo de reparo – dije yo avergonzado – - Eso lo arreglo yo – me dijo
Se incorporó en la cama y me abrió las nalgas, noté el agujero de mi ano libre y por instinto flexioné mis rodillas para levantar mi culo, su lengua se metió en mi raja y empezó a subir y a bajar por ella, cada vez que pasaba por mi agujero un gemido salía de mi garganta, me notaba completamente mojado por su saliva, de repente cambió y empezó a trazar círculos con su lengua directamente en el ano.
- Es la primera vez que hago esto y me encanta chuparte el culo – me dijo
Mi polla todavía dolorida se empinó otra vez queriendo más.
- Fóllame ahora mismo. Méteme la polla hasta el fondo. – Al ver mi cara de "cómo se hace" me hizo ponerme boca arriba
- Y ahora el primer polvo
Cogió mi polla, la puso tiesa empezando a flexionar sus rodillas, cuando mi prepucio rozo sus labios ella gimió, yo notaba el calor de su coño en la punta de mi polla, ella bajó suavemente hasta el fondo, flexionó las rodillas otra vez y se sentó al estilo indio encima de mí, yo notaba mis testículos apretadísimos entre mis muslos y su culo y mi polla tocando todas las paredes de su coño. Ella llevó un dedo a mi boca y yo se lo chupé llenándolo de saliva.
- Tócame las tetas, cielo, así, humedécete las manos, esta es la postura que más me gusta, mientras me follas con tu polla, mira, me estoy haciendo una paja. Y con mi otra mano, me estoy dando placer por detrás, a mí también me gusta jugar con mi culito – Era verdad sus dedos jugueteaban con su clítoris y en el espejo vi como su dedo estaba clavado totalmente en su culo. Sus vaivenes se hacían mas rápidos, sus jadeos crecían en intensidad, mientras mis manos seguían jugando con sus tetas. Se quedó quieta de repente, y noté como su coño se cerraba y se abría alrededor de mi polla, los dos gritamos de placer en un orgasmo mutuo, nos corríamos, mi polla se contraía, intentando expulsar más leche, hasta que se quedó seca, los dos estabamos quietos intentando que el placer siguiera, mientras las contracciones de su coño iban remitiendo. Me abrazó manteniendo la postura y me besó, me exploraba con su lengua toda mi boca, mientras notaba como mis testículos se humedecían, de nuestros dos jugos.
De repente se abrió la puerta y apareció la recepcionista, al vernos murmuró u
na excusa y volvió a cerrar. Nos deshicimos del abrazo y me llevó hasta el cuarto de baño, nos duchamos, y nos vestimos, ella recuperando su voz profesional me dijo: – - Haré llegar el informe a su oficina – - Gracias – repuse yo un poco decepcionado yendo hacia la puerta. – - Pero el viernes te quiero aquí para otra revisión – y me lanzó un beso con su mano
Cuando salí, la recepcionista se levantó de su sitio y me abrió la puerta yo musité un adiós y cuando le miré a la cara ella estaba sonriendo.

os dejo mi email mariedurane95@gmail.com

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martes, 12 de mayo de 2015

sueños humedos

Hetero, maduras, primera vez. Un joven se masturba constantemente con la imaginación puesta en una amiga de su madre. Y un día en que va a casa de ella sus fantasías se cumplen.
Que tal voy a comenzar por presentarme, soy Raúl y tengo 23 años de edad, soy moreno de ojos miel, fornido por la rutina de 1 hora diaria de gym, soy mexicano y a raíz de leer sus historias fascinantes en el rincón me decidí a escribir la mía. Esta historia esta basada en mi excitante vida llena de placer.
Todo comienza cuando empezó mi despertar sexual a los 17 años de edad con la amiga de mamá. Una señora despampanante, excitante, sensual y muy caliente. A pesar de mi edad yo sabía que ella era la dueña de mis puñetas, porque siempre que yo me la jalaba estaba pensando en sus inmensas tetotas, que como me imaginaba, me perdía en medio de ellas.
Tiene un hijo dos años menor que yo, que nunca me cayó bien, era un chico pedante. Tenía un marido bastante estúpido que no se merece ese tipo de monumento. Pasó el tiempo y cada vez mas me excitaba y deseaba cogérmela soñaba que me la cogía bastantes veces, decía que con ella quería perder mi virginidad, aunque sabía que eso no podía ser posible, ya que era mayor que yo.
A mis 18 años de edad yo todavía no perdía la virginidad y la necesidad de perderla era bastante, hasta que un día se me ocurrió la fabulosa idea de hacerme amigo de su hijo y así poder acercarme a ella. Mi idea sonaba fabulosa, y así lo era, aunque por otro lado yo casi me arrancaba la polla de tanto jalármela por verla.
Un día fui a su casa muy temprano porque quedamos de vernos para ir al gym su hijo y yo, pero se me hizo un poco tarde y él ya no estaba, pero al abrir la puerta se presenta una fantástica sorpresa Ana en babydoll semitransparente que al verla mi polla se puso a mil, al abrirme me dijo que pasara que Miguel no estaba pero que lo esperara ahí que pronto regresaría. Empezamos a charlar un rato, yo no dejaba de perplejarme al verla mi polla seguí a tope e incluso sentía los huevos hinchados de tanta excitación, al pasar mucho rato vi que ya no llegaba e intenté irme, pero ella me dijo que esperara que tenía algo que contarme, sorprendido e intrigado le propuse que me contara.
Ella me dijo que no sabía cómo comenzar a contarme que era algo vergonzoso, y con mas intriga le dije que no había problema que de mi boca no salía nada, ella indecisa empezó a contarme que su marido era un borracho que llegaba tardísimo en la noche, muy mal y que ella lo esperaba con ansias para hacer el amor, porque tenía ya tiempo sin hacerlo que hasta temía porque pensaba que se le había olvidado. Fue cuando imaginé cuántas ganas tenía ella de sentir una polla dura en su cuerpo, mi polla estaba a tope y creo que ya no podía aguantar. Ana siguió contándome que se masturbaba seguido pero que eso no la saciaba, entonces empezó a llorar diciendo que era la peor mujer del mundo porque no podía ni siquiera satisfacerse ella sola, en fin se empezaba poner mal, cuando de repente para hacerla sentir bien (a Ana y a mi polla) me acerqué a Ana y empecé a abrazarla diciéndole que ella no era eso, que el estúpido de su marido no sabía la magnifica mujer que tenía, que si yo fuera él no desaprovecharía semejante mujer. Ella me miró y me dijo que si en verdad yo haría eso y le dije que sí, que me parecía la mujer más fascinante, que nunca había fantaseado tanto con una mujer como con ella, que para perder mi virginidad sólo me gustaría hacerlo con una mujer como ella, y no sé cómo me animé pero le empecé a decir lo que en realidad sentía, empecé a hablar y hablar y ella me calló dándome un beso súper pasional que en mi vida yo había recibido, después de ese largo beso empezamos a acariciarnos mutuamente, no lo podía creer estaba besando y tocando la mujer de mis sueños, la dueña de mis puñetas y más tarde la dueña de mi virginidad, era como uno de esos sueños que tenía con ella pero ahora era cierto, mi polla estaba ansiosa por salir de aquella prisión, aunque no está muy grande pero sí de un tamaño considerable. Seguimos acariciándonos mutuamente, yo acariciaba
aquellas sandias que tenía por tetas, sin parar, de repente me dijo que la acompañara, nos subimos a uno de los cuartos, que pude sospechar que era el de Miguel, ahí nos comenzamos a besar de nuevo y a tocar por todos lados, pero yo torpe por ser mi primera experiencia solo la tocaba por encima del babydoll, cuando ella se para me deja tirado en la cama y se quita su babydoll, y sus hermosas tetas caen como dos naranjas cayendo de su árbol, guau me quedé estupefacto al ver semejante espectáculo, ella se acercó a mi oído y me susurró que hiciera lo que quisiera con sus tetas, yo sentí un escalofrío que creía iba a correrme, pero me aguanté para que siguiera el espectáculo, yo ni tonto ni perezoso me abalancé como un becerro a su madre sobre sus tetas, no sabía qué hacer con ellas, si besarlas, pellizcarlas, morderlas, tocarlas o simplemente verlas, opté por besarlas y acariciarlas, guau era fantástico, aquel sabor era súper, un sabor a sudor de mujer pero limpio, puro. Seguí aferrado a ella, pero ya, ya quería liberar mi polla, estaba ansioso, ella se dio cuenta y como si tuviera toda su vida sin agarrar una polla (y eso que tenía 45 años) se bajó hasta mi polla que estaba a tope, bajó mi pantalón del gym, luego mis bóxers y se abalanzo a mi polla que estaba ya súper bañada de sus líquidos preseminales, y empezó a limpiarla con la lengua, si la vieras nunca pensarías que fuera tan buena mamadora, o sería que por ser la primera vez se me haya hecho súper, aunque comparándola es la mejor hasta ahora. Siguió y siguió pero yo no pude aguantar y me corrí fantásticamente, le llené la cara de leche, sus lamidas provocaron un éxtasis total en mi cuerpo. Después de haberme corrido ella limpió los pocos líquidos de semen que quedaban en mi polla y también limpió los de su cara, nos acariciamos, pero yo quería más y sabía que ella también. Comenzamos de nuevo con nuestros besos hasta yo quedarme desnudo como ella, le empecé a besar de nuevo las tetas, no besamos y me empecé a bajar poco a poco con suavidad, ella me iba guiando con sus manos en la cabeza hasta la cuevita del placer (como la llamo yo), hasta que al fin llegué a ella pero de nuevo no supe qué hacer, tomé una iniciativa y empecé a saborear ese rico agujerito, lleno de néctar, mezclado con pasión de mujer, ese olor, ese sabor hicieron que de nuevo se empalmara mi verga, ella gemía como una puta de esas películas de porno XXX, aunque no tan puta porque yo la veía como la mujer de mis sueños, gemía y gemía, y me decía que era el mejor hombre que se la había dado tanto placer en su cuevita, yo seguí, aquel sabor era fantástico y no quería dejarlo, estaba como un niño con su paleta, quería que ese momento nunca se acabara, siguió gimiendo pero más fuerte sentía su sudor y mi saliva mezclados y eso me excitaba más. De repente dio un grito de placer y sentí como se corrió en mi boca, como aquel néctar era aún más bueno que las probaditas que había dado, pero me asusté porque al subir a sus tetas para llegar a su boca, no me respondía, le hablé y ella no respondía hasta al poco rato me dijo que era un multiorgasmo que nunca había sentido pero había sido muy fuerte. Pero mis ganas seguían porque mi verga estaba a tope después de aquel orgasmo de ella. Ella lo notó y de nuevo nos empezamos a besar a acariciarnos, a tocarnos, en eso ella me susurra al oído diciéndome que ha llegado el momento de perder mi virginidad, yo sentí que mi verga quería ser descargada pero ya. Seguimos besándonos me recostó sobre la cama, yo con la polla bien parada recostado sobre la cama y viendo como ella maniobraba para poder meterse mi polla, al fin se decidió y se montó sobre mí poniendo la punta de mi verga sobre su cuevita, de un solo sentonazo se metió mi verga hasta yo sentir mis huevos chocar con sus nalgas, uuufff sentí lo mejor sentí que era libre que ya no me ataba nada, me sentí súper bien. Ella empezó a cabalgar sobre mi verga y yo sólo admiraba cómo sus tetotas saltaban de gusto porque después de tanto tiempo no eran ni siquiera tocadas. Aquello era fantástico, ni la puñeta con bistec fue tan fantástico como esto (es la mejor) era inexplicable, no quería jamás despegarme de ese cuerpo quer&ia
cute;a estar aferrado a él. Siguió el va y ven y yo seguía gozando tanto como ella. Ella gozaba porque lo que decía era que era una puta que le gustaban las vergas de los jóvenes como yo, que se sentía muy bien por haber desvirgado por primera vez a un hombre, etc. Al poco rato yo no volví a aguantar más y me corrí pero cuál va siendo mi sorpresa que ella también, unimos nuestro orgasmos (el mejor hasta ahorita) y nos dejamos llevar por ellos, nos abrazamos, nos besamos, platicamos, etc. hasta que vimos que era ya tarde y dijo que su esposo no tardaba en llegar, y así fue en cuanto nos vestimos llego todo ebrio, se metió a su cuarto yo me fui, pero no sin antes despedirme con un beso larguísimo, y diciendo que no era la ultima vez que volviera para que se repitiera. Y así fue seguimos teniendo sexo más y más de mil formas, yo ahorita soy su amante, estoy feliz, no vivo de ella, yo trabajo y claro por qué no me echo mi buenos polvos con una que otra jovencita, pero sin fallar a mi responsabilidad.
Espero que les haya gustado mi relato y espero recibir sus email muy pronto. mariedurane95@gmail.com

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jueves, 17 de abril de 2014

MI PUNTO DE VISTA


Mi punto de vista será plasmado por toda la red con esta singular página que estoy muy
gustoso de presentar. Les presentare toda clase de temas, sin embargo no faltaran los que mayor atención requieren como el amor, el dinero y la salud. Obviamente no tocare temas que ya han sido repetidos hasta el cansancio y que prácticamente ya han caído como estereotipos de la sociedad, lo que hare será inmiscuirme en lo que en verdad la gente teme hablar y contarles cada palabra desde mi singular punto de vista.

Un ejemplo de lo que podrán percibir es como veo el tema del deseo sexual, sin duda en las relaciones largas esto es una cuestión que requiere trabajo y les dare algunos consejos para mantener viva la pasión. Y para terminar les diré que todos estos campos en los que me explayare serán algo dispares pero no por eso cargados de un toque de actualidad.
Temas como el anterior se escribirá en el blog, donde siempre relataré con mi punto de vista.

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Relatos eróticos


Los relatos son narraciones de muy breves cortas, donde mayormente contienen algunos párrafos en una sola página ya que la esencia de este género es en que el relator cuente la historia en breves palabras, resaltando los mejores momentos, dejando de lado los detalles, que eso se lo imaginarán los lectores.
Los relatos eróticos son muy populares en internet, la tendencia que genera el relator con su narración al lector es grandioso, ya que los obliga muchas veces a imaginar escenas íntimas según como los crean. La lectura de estos relatos es placentera, para muchos los hace sentir sensual y hasta cierto ha llegado a generar orgasmo en las mujeres, ya que ellas mismas crean las escenas y el momento.
Mayormente estos relatos las podemos encontrar en foros o blogs donde los usuarios participan interactuando con el autor, y por la cual le recomendaremos algunas páginas para que sean parte de ello:
  • relatos.marqueze
  • ba-k
  • egolandseduccion
  • todorelatos
Y es así como a partir de un relato se puede crear escenas eróticas y tener el placer de disfrutarlo imaginariamente.

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lunes, 25 de febrero de 2013

Aproximación a la pareja


Creyendo los hombres que el reiterado fallo en sus emparejamientos podía residir en unos estilos de aproximación inadecuados, fueron introduciendo nuevas variantes. Aprovechando la liberación sexual de los 70, cambiaron aquellas arriesgadas fórmulas por otras mucho más directas. He aquí un modelo-tipo de autopresentación masculina:

--Hola.

--Hola.

--¿Te apetecería que nos fuéramos a la cama?

Esta fórmula tan directa escandalizó a los bienpensantes de la época, que aconsejaron a los más lascivos, es decir, a todos, dar un "poco de conversación" antes de hacer una pregunta tan directa. Muchos tomaron en cuenta el consejo. Así que, a la siguiente ocasión en que conocían a una muchacha, el diálogo ya se desarrollaba por cauces más dialogantes:

--Hola, ¿has estado alguna vez en Nueva York? 

--Entonces, ¡vayámonos a la cama!

(otra opción era: ¿en tu apartamento o en el mío?)

La libertad sexual permitió, sin embargo, jubilar a la cigüeña, ¡ese sistema empleado para conseguir niños antes de que se inventara el sexo! Pero también trajo gran preocupación para los padres con hijas adolescentes.

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